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            El acceso a un quehacer en el Tiempo Libre puede dar cuenta de las condiciones materiales y sociales de quien lo vive (cultura, valores, disponibilidad de recursos, oportunidades de exploración y participación).

A lo largo de la historia, ocio y tiempo libre se han asimilado en su esencia. En el mundo griego, el tiempo que el ser humano dedicaba a la actividad denominada ocio incluía la contemplación y a través de ella, el encuentro con los dioses, la naturaleza y consigo mismo. El ocio era el ámbito del quehacer del hombre que permitía el desarrollo y la creación a través de las ciencias, las artes y los deportes.

 

           En la Edad Media, Ocio y Otium fueron condenados por la moral católica a causa de su origen pagano; y sin embargo en la vida cortesana era ampliamente disfrutado por reyes y señores feudales. En el Renacimiento resurgen los ideales clásicos griegos, al menos para los súbditos de las coronas europeas.

En las culturas precolombinas, el juego era valorado y estaba muy ligado a los ritos; lo mismo que la música y la danza, que realizaban en las labores de siembra y cosecha, las artes tenían un papel ceremonial, y, a la vez utilitario.

En la época moderna, con el nacimiento de la burguesía y el mercado; y con la creciente influencia de la ética protestante en el mundo occidental, se condenaba la práctica del ocio y las actividades relacionadas con el Tiempo Libre por ser actividades improductivas que apartaban a las personas de sus deberes.

              Desde la Revolución Industrial, y bajo la influencia de la concepción marxista de sociedad y proceso productivo, el Tiempo Libre se convierte en una importante reivindicación de los trabajadores (concepto de proletarios), como un bien al que se le da el valor de derecho en justicia por el trabajo realizado, derecho particularmente defendido en circunstancias de trabajo alienante; en una época en que las nuevas formas de trabajo (grandes líneas de producción en serie) modifican el estilo de vida de las personas y sus familias.

 

 

           En el modo de producción actual, se entiende el Tiempo Libre como el tiempo no productivo económicamente; sin embargo el tenerlo, es decir tener la posibilidad de acceder y contar con recursos para él, puede considerarse un indicador de calidad de vida.

QUE HACER, partiendo de estos conceptos, pretende ofrecer a sus lectores otra manera de disfrutar del TIEMPO LIBRE en la hermosa ciudad de Cardiff y en nuestro hermoso planeta azul. 

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